viernes, 28 de marzo de 2008

Cosas que he aprendido en el último año

Lo que empieza mal solo puede acabar peor, y decir no puede ir peor siempre es una p-r-o-v-o-c-a-c-i-ó-n a la mala suerte.
Puedes sentir a alguien más cerca aunque esté más lejos que nunca.
El deseo no entiende de tiempos ni de lugares.
Mucho más duro que llorar es ver llorar
(si no puedes hacer nada por evitarlo).
El dinero no da la felicidad, pero ayuda.
A veces no basta con una disculpa, y simplemente hay cosas que son imposibles de olvidar.
Una mala elección puede frustrar una vida entera.
Sonreír es una terapia magnífica contra la rutina.
El agradecimiento es la memoria del corazón.
Quien más te puede sorprender es de quien menos te lo esperas.
Puedes recordar un insignificante detalle toda la vida y olvidar el mayor de los favores en un solo segundo.
Aprender a desahogarse con alguien no es síntoma de debilidad sino de fortaleza.
Un silencio con un amigo de los buenos es tan cómodo porque elimina todo lo superfluo que supone hablar de nada.
Las palabras se las lleva el viento; a mí,
demuéstrame.
Nombrar las cosas es de alguna manera, añorarlas.


La distancia no es el olvido.

lunes, 24 de marzo de 2008

Y ay de los que se preguntan qué es lo que tiene ese rincón...

Mil cuatrocientos kilómetros en cuatro días han estado a punto de echarme atrás. Y he tenido que volver allí para darme cuenta de cuánto lo he echado de menos. Volver a esa playa que alguien tiñó del color de los recuerdos, sentir el mismo olor, el levante y la arena como si fuese ayer, y pisar el mismo suelo desgastado que llega hasta la orilla. Y mirando hacia el horizonte aún puedo escuchar las risas, el ojú, illo, aro... y no puedo evitar sonreír mientras los recuerdos se vuelven tan nítidos que podría reproducir alguna de las conversaciones grabadas en la cinta de mi memoria. De repente, los momentos se agolpan en mi cabeza como una secuencia de imágenes de una película que creía olvidada: la lluvia de estrellas más intensa que he vivido nunca, todo aquello que me confesaste durante varias noches sin apenas conocerme, los atardeceres de postal y los interminables paseos por esa playa con el agua tan fría como una conversación entre dos extraños. Y algo aquí adentro, debajo de mi camiseta, de mi piel, consigue que me sienta parte de esa escena y desee, por un momento, pasar el resto de mi tiempo en ese lugar, a medio camino entre Europa y África.

martes, 18 de marzo de 2008

Tal día como hoy

Hoy que he vuelto a soñar contigo pero me he despertado tranquila y sin ayuda del despertador; hoy que me he emocionado con una noticia, con una llamada telefónica inesperada (hay que hacerlas y no solo querer recibirlas!), aún más con una esperada, y con una película, por este orden; que he felicitado a dos personas que remueven en mí sensaciones totalmente distintas; que me has sorprendido por la cordura de tus palabras y que habéis despertado en mí una envidia sana por la inconfundible sombra del amor en vuestras caras; hoy que he acumulado mil sensaciones por centímetro cuadrado de mi piel, mientras conducía a la una y media de la mañana por una M-30 inusualmente vacía, me he sentido más viva que nunca. Y sorprendentemente feliz.

lunes, 17 de marzo de 2008

Soy lo que escribo

Primero siento el impulso, ese deseo loco de coordinar palabras y sentimientos; luego viene buscar el hueco adecuado, posponer algo ya previsto para este momento. Después armonizar mi alrededor, bajar la música, la taza de café bien cerca y poner mis ideas en orden durante unos segundos. Entonces acerco mis manos al teclado, sin tocar nada, demasiado pronto para pulsar la tecla que va a desencadenar la reflexión que delate mi estado de ánimo. Y entonces ya está, decido que verdana me viene bien y apoyo el dedo sobre la p...una fracción de segundo en la que la vida se para, y mi mundo empieza.




Mi primer post es tuyo.