miércoles, 15 de diciembre de 2010

Y estás buscando algo que no has encontrado del todo todavía.

Y hay algo en tu mente que te gustaría estar diciendo.
Que alguien en algún lugar debería estar escuchando.
Pero sigue atrapado en tu lengua y aprisionado en tu cabeza.
Y eso te molesta horrores cuando estás tumbado en la cama.
Y por mucho que lo intentas no puedes decirlo.
Y hasta en el alma tienes miedo al pensar que podrías olvidarlo.

Bob Dylan, últimos pensamientos sobre Woody Guthrie. 

domingo, 21 de noviembre de 2010

Ninguém pode estar ao mesmo tempo no presente e no passado

Desfazer-se de certas lembranças significa também abrir espaço para que outras tomem o seu lugar. Deixar ir embora. Soltar. Desprender-se. Ninguém está jogando nesta vida com cartas marcadas. Portanto, às vezes ganhamos e às vezes perdemos.
Pode parecer óbvio, pode mesmo ser difícil, mas é muito importante.  Deixe de ser quem era, e se transforme em quem é.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Mi vida soñando

Otra vez al descompás del tiempo y la distancia. Instantes que se quedan una y otra vez en ya veremos después. Pero con la mente perdida entre hora y hora empiezo a sospechar que un día de éstos la vida dejará de andar en espiral. Y será el final de mis sueños de cuatro letras. Y entonces el resto me dará igual, porque lo habremos ganado todo. 

viernes, 8 de octubre de 2010

Emmène-moi au bout de la terre

La segunda primera vez que te vi esperaba de todo menos a ti. Y nos resumimos en cinco cañas. O puede que fueran seis, siete, u ocho… perdimos la cuenta. Y el tiempo. La gente madura pero no cambia, y el tiempo pasa lo mismo para todos. Esa energía tuya… no voy a decir nada que no piense. Estaba empezando a creer, pero qué injusta es la vida a ratos. Ça veut rien dire. Otra cosa es que no sepamos interpretarlo y se nos vaya la fuerza por la boca. Sabes lo que quiero decir, que con el tiempo he dejado de creer en promesas que viajan en avión. Y que en MadriZ ni todas las vísperas son las de después ni todas las verdades son universales. Pero puedo pintártelo todo color cereza y cobrarte todo el tiempo que me debes, que deber me debes un rato, aunque no sabría por dónde empezar a pedir… eso sí, lo que verdaderamente echo de menos es echarte de menos. O soñar con ello.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Carta a nuestras catástrofes

La sensación o la suerte, la suerte de mirarte, de quererte. De QUERERTE. La suerte y la casualidad, la ventura, el porvenir, el sino, el acaso, la circunstancia. La ciencia o la coincidencia. Co-in-ci-den-cia. O el destino, que ensucia los recuerdos, y los revuelve en el mismo cajón que los miedos y las ganas. Y olvidas por qué te morías unas veces de miedo y  otras de ganas, sin orden aparente, dependiendo de por dónde saliese el sol. Y lamentas no haberlo sabido antes, pero las palabras que no existen no nos pueden salvar. Y no hay instrucciones, y quien cree en el amor si apenas queda. Si lo único que queda es algo en cada esquina, en cada bar, en cada portal. Y sonríeme, y dime que siempre desayunas con café. Estoy pensando que qué vamos a hacer si ya no somos invencibles. Si soy capaz de romper ventanas para que te lluevan cristales, doblarte la distancia y sumar cien. Que la gente solo debería enamorarse cuando exista una buena historia, y ésta, joder, ésta es aún mejor. 

sábado, 4 de septiembre de 2010

Do início ao fim.

Deixar que os fatos sejan fatos naturalmente sem que sejam forjados para acontecer,
deixar que os olhos vejam os pequenos detalhes lentamente,
deixar que as coisas que eles circundam estejam siempre inértes como móveis inofensiveis
para lhe servir quando for preciso e nunca lhe causar danos.

martes, 10 de agosto de 2010

Dame los cuatro minutos que dura la canción.

Había olvidado por qué hacía ciertas cosas. Cosas de la rutina, supongo. Hasta que aparece alguien. Algo. Recordé por qué y todo volvió a empezar. Y aprendí que los silencios pueden decir mucho más que las palabras, y que una sonrisa puede derretir hasta el hielo. Que el miedo es tan humano como tú y como yo y que también forma parte de la historia como aliado, no como enemigo. Descubrí que hay algunos sueños de los que no despertaría nunca y que otros desaparecieron una vez saldadas las cuentas pendientes. Que todos los domingos pueden ser astrománticos. Que las borracheras las carga el diablo y que el mundo no gira para todos a igual velocidad. Que se puede vivir en un caos espacio-temporal si es acompañado. Tardé en olvidarte porque con el tiempo lo habías descubierto casi todo, mi mancha de nacimiento, mis debilidades, mi forma de sonreír. Aprendí que para enamorarme soy instantánea, como las polaroid, pero para olvidar soy justamente lo contrario. Y descubrí que cuando es, es cómodo, no da miedo, no asusta, y sobre todo es fácil. Sin complicaciones. Que sólo se puede tener miedo del futuro, que el pasado está hecho y el presente es hoy. Y de hoy no tengo miedo. Me sorprendí al reconocer que cada uno tiene su versión y que no existe una verdad universal, ni puta la falta que hace. Sentí que todos merecemos al menos una segunda oportunidad, y algunos incluso tres o cuatro, sólo para que no nos echemos de menos, si no de más. Y es curioso, supe que me sientan bien las camisetas de rayas sólo por tu manera de sonreír al abrir la puerta. Perdí la razón  y las ganas quedándome hasta el final y aflojé la cuerda justo un segundo antes de romper. Decidí una mañana de nieve que me iría contigo al fin del mundo, así, sin pensármelo dos veces y cuando tuve tiempo de pensarlo, entonces no quise pensar más. Que todo es más fácil cuando alguien te quiere con locura, aun a miles de kilómetros de distancia. Me tiré al precipicio sin red y con los ojos vendados, con la seguridad de que me vas a sujetar si me caigo. Descubrí que la afinidad la ordena el azar y que son las mismas elecciones las que harán que nos crucemos una y otra vez. Eché de menos MadriZ y encontré todo tal y como lo dejé en septiembre, hace ya casi un año. Pero no importa, he aceptado que hay planes que generan dudas como tendré que aceptar que nos sienta bien pelear…   

jueves, 15 de abril de 2010

Minha cor favorita é o verde por culpa de teus olhos (ou primavera).

Si alguien decía por ahí que marzo fue un mes de locos esperemos a ver cómo acaba abril. Más decididos y menos cobardes, hemos perdido el gran miedo a los cambios, por mucho que a día de hoy desconozcamos las consecuencias que traerán consigo. Hemos aceptado barco, que no vale la pena estar sentado esperando, que es mejor mover el culo y acercarte bien cerquita, hasta decir que síqueesesoloquequiero. O toma nota, noloestáshaciendotanbien (y me dueles como sólo tú sabes hacerlo). Y nos devolvemos la sonrisa, una de ésas que dicen lo siento. Hemos cambiado los límites y llamado a las cosas por su nombre. Los rayos de sol han sacado lo mejor de cada uno, y la adrenalina primaveral ha pisado fuerte en los ánimos. Demasiado largo el invierno este año. Las emociones cambian, y hasta nos sentimos más positivos, con ganas de resolver cosas que dejamos pendientes (que no olvidadas) y a las que parece haberles llegado el momento. No fuimos capaces de olvidar, pero sin dolores, sin rencores esta vez. Sin manchas en la memoria. Que el tiempo al tiempo es sólo una pérdida de recursos. Nos atragantamos hablando de libertad, y sí, miramos diferente, más de frente, más profundo, con las ganas de todo a punto de ebullición. Como perdiendo la fuerza por la boca. Las historias fluyen solas, menos artificiales, y con una sola condición, que lo que venga después sea mucho mejor. Nos entendemos en idiomas diferentes, y hemos descubierto que son más las semejanzas que nos unen que las diferencias que nos separan. Que entre dos mundos opuestos son precisamente esas diferencias las que nos cosen irremediablemente. Nos hemos puesto a prueba y hemos perdido el miedo a complicarnos la vida, a darle la vuelta a la historia. Que podemos saltar desde esa azotea con las mejores vistas de la ciudad, si es de la mano, que la magia nos salvará. Y sólo quedarán las marcas sobre la piel. Y qué si nos arrepentimos, ya habrá tiempo para eso después, si perdemos al menos hemos ganado historias que contar. Pero esperemos a ver la palabra fin sobre el fondo negro. Y una vez afrontado que el miedo, cuanto más le dejas, más se crece, pueden más las mañanas bonitas, los besos, las sonrisas, las canciones y todas las demás debilidades humanas. Incendios de nieve y calor. Sin dudas. Sin reproches, no somos iguales, todos comparamos y elegimos, y son esas decisiones las que dan forma a nuestros días, las que definen si el camino es recto o una sucesión infinita de curvas y recovecos. Hay días que somos sonrisas y otros lágrimas, pero creemos firmemente que hay cosas que no pueden dejarse pasar y andamos apostando todo a doble o nada. Que tenemos dudas, miles, millones. Pero aprendimos a mirar con ellas entre los dedos. Y a tientas, dos meses y vamos camino de descubrirlo casi todo. Y todo lo demás es lo de menos. Cerveza en mano y a morro, como las chicas duras, y nos sentimos invencibles, una Superwoman en medio de un planeta de locos, de una noria de vida y yo… le pido una prórroga al tiempo, un pacto entre él y yo para que pierda poco a poco su velocidad. Vámonos juntos al fin del mundo ahora que podemos, que tengo miedo de volver y descubrir que todo sigue igual. 

viernes, 5 de marzo de 2010

Pasó lo que pasa siempre... la vida.

Aunque escribo menos no he perdido las ganas, pero aquí todo es tan intenso que cuesta expresarlo sin perder ni un poco de esa intensidad que lo llena todo, que se respira en el aire. Es París, cariño. Es esa ciudad a la que los que aún no se han ido ya están pensando en volver. Y los que estamos aquí no nos queremos marchar. Es la ciudad que ha conseguido que lo olvide todo. Menudo mérito. Aunque a veces pienso qué dirías si pensases por un momento que te estoy mintiendo.  Que resulta que no puedo aceptar que aún te eche de menos, y que este menos aún vaya a más. Y no sé ni dónde estás ahora, ni te voy a ir a buscar. Siempre nos sentó bien darnos guerra. No supe hacerlo de otra manera, las cosas no me convencían y con las mismas di media vuelta y me largué corriendo. Y ni que fuera la primera vez. Pero no importa, ya lo arreglaremos en algún momento, sé que estás bien, y por si te interesa, yo también. Sigo sin saber lo que quiero, pero sí lo que no quiero. Después de meses con más noches que la luna, de viajes sorpresa y distancias relativas, las cosas mejor al ritmo de mis ganas. Y cuando menos te lo esperas. Como una casualidad que no fue tanto. Como su risa. Su barba de tres días. Sus cuándonosvolveremosaver rápidos, secos e indoloros… como el francés y su traducción libre al portugués. 

lunes, 1 de febrero de 2010

- Hay muchos más peces en el mar.
- No.
- Eso dicen...
- Pues mienten.

lunes, 4 de enero de 2010

Te lo dije, si me das un roto te hago un descosido.


No vale. No vale que digas que no era el momento. Los momentos son los que son y punto, no se pueden elegir, no son la excusa. Y llegas como si nada, y a la cuarta protestas porque te he dirigido tres palabras y tres borderías, y tú no eres así, y me miras y pones esa cara de me importas y jaque mate a los ciento veintitrés argumentos que he repetido durante el último mes y medio. Que los dos sabíamos que esto iba a pasar, tú sabías que yo venía (y viceversa). Y evito tus ojos en un esfuerzo por hacerte entender que las cosas no funcionan así, que era el peor momento y qué, que te habría bajado la luna si lo hubieras pedido. Y ya ni te escucho, ya sólo pienso en la manera tan tonta de complicarme la vida, y en ójala no te hubiera conocido nunca, y en que hubiera sido capaz de apostármelo todo a doble o nada, y en el te lo dije de la rubia. No me dijiste nada. No dije nada porque para mí hay ciertas cosas que están im-plí-ci-tas cuando se demuestran, si sólo faltaba un cartel de eh, idiota, que me encantas. Y tú decides por tu cuenta y riesgo que seis meses no son nada, que a la vuelta será más fácil, que todo será como antes. Y me río porque en ese razonamiento has dejado fuera infinitas variables mientras finjo sin éxito que has dejado de importarme. Y haces que ya no sepa si me muero de ganas de llorar o de matarte por el mes y medio que me has hecho pasar. Las cosas claras, pero tú por tu parte y yo por la mía, o eso es lo que querías. Eso sí, has perdido todo el derecho a preguntar si hay alguien más. Cada vez (te) entiendo menos.


Pequeña sonrisa de Amélie… me tienes ganado.