viernes, 8 de octubre de 2010

Emmène-moi au bout de la terre

La segunda primera vez que te vi esperaba de todo menos a ti. Y nos resumimos en cinco cañas. O puede que fueran seis, siete, u ocho… perdimos la cuenta. Y el tiempo. La gente madura pero no cambia, y el tiempo pasa lo mismo para todos. Esa energía tuya… no voy a decir nada que no piense. Estaba empezando a creer, pero qué injusta es la vida a ratos. Ça veut rien dire. Otra cosa es que no sepamos interpretarlo y se nos vaya la fuerza por la boca. Sabes lo que quiero decir, que con el tiempo he dejado de creer en promesas que viajan en avión. Y que en MadriZ ni todas las vísperas son las de después ni todas las verdades son universales. Pero puedo pintártelo todo color cereza y cobrarte todo el tiempo que me debes, que deber me debes un rato, aunque no sabría por dónde empezar a pedir… eso sí, lo que verdaderamente echo de menos es echarte de menos. O soñar con ello.