lunes, 14 de diciembre de 2009

Hace tiempo que no te digo que te quiero infinito

Odio que tu sonrisa sea menos sonrisa que antes, que ahora sólo sonríes a media voz. Odio que estés triste y no poder hacer nada por evitarlo. Que la terapia de grupo está bien pero necesito saber que vuelves a disfrutar de tu tiempo sola. Como antes, que siempre sabías qué hacer: ir a ver el último estreno, a comer a ese restaurante recién inaugurado, a ver cualquier exposición con pinta interesante... que a ti nunca te ha importado hacer lo que fuera sola. No como yo, que a mí eso no me termina de convencer. Odio todo lo malo que te pasa porque soy capaz de somatizarlo sin darme cuenta. Si pudiera dibujaría una burbuja a tu alrededor, así con el dedo, para que siempre estuvieras a salvo de lo que hace daño. Créeme, has sido muy valiente al distinguir las comas de los puntos y aparte. De reconocer que la historia sólo podía continuar con un párrafo nuevo. Y aunque he concentrado tanto mis esfuerzos en que sufrieses un poquito menos que he olvidado todo lo me preocupaba antes de venir aquí, echo de menos tu sonrisa de vamosahacerloquenosdélagana y qué importa lo demás. Igual el frío de París consigue congelar todos los recuerdos que te duelen y nos deja disfrutar de los paseos en invierno con las manos en los bolsillos y el sol pegándonos en la cara...


Sé que serán unos 23 muy especiales. Con dos días de retraso, felicidades rubia.

martes, 1 de diciembre de 2009

Quieres saber cuándo vas a dejar de arreglarte el maquillaje cada vez que pienses hacia atrás. Yo no puedo contestar a  eso, lo que sí puedo decirte es que ese día llega. 




Y si no mírame a mí, que hace un año era incapaz de escuchar su voz y respirar a la vez.