lunes, 14 de diciembre de 2009

Hace tiempo que no te digo que te quiero infinito

Odio que tu sonrisa sea menos sonrisa que antes, que ahora sólo sonríes a media voz. Odio que estés triste y no poder hacer nada por evitarlo. Que la terapia de grupo está bien pero necesito saber que vuelves a disfrutar de tu tiempo sola. Como antes, que siempre sabías qué hacer: ir a ver el último estreno, a comer a ese restaurante recién inaugurado, a ver cualquier exposición con pinta interesante... que a ti nunca te ha importado hacer lo que fuera sola. No como yo, que a mí eso no me termina de convencer. Odio todo lo malo que te pasa porque soy capaz de somatizarlo sin darme cuenta. Si pudiera dibujaría una burbuja a tu alrededor, así con el dedo, para que siempre estuvieras a salvo de lo que hace daño. Créeme, has sido muy valiente al distinguir las comas de los puntos y aparte. De reconocer que la historia sólo podía continuar con un párrafo nuevo. Y aunque he concentrado tanto mis esfuerzos en que sufrieses un poquito menos que he olvidado todo lo me preocupaba antes de venir aquí, echo de menos tu sonrisa de vamosahacerloquenosdélagana y qué importa lo demás. Igual el frío de París consigue congelar todos los recuerdos que te duelen y nos deja disfrutar de los paseos en invierno con las manos en los bolsillos y el sol pegándonos en la cara...


Sé que serán unos 23 muy especiales. Con dos días de retraso, felicidades rubia.

martes, 1 de diciembre de 2009

Quieres saber cuándo vas a dejar de arreglarte el maquillaje cada vez que pienses hacia atrás. Yo no puedo contestar a  eso, lo que sí puedo decirte es que ese día llega. 




Y si no mírame a mí, que hace un año era incapaz de escuchar su voz y respirar a la vez. 

lunes, 9 de noviembre de 2009

Vamos a comernos tú y yo el mundo.

Reconozco que ha sido complicado empezar en París, y créeme, lo has hecho mucho más fácil. Eres impulsiva, rebelde, un animal social. Serías capaz de mover cielo y tierra hasta conseguir eso que te has propuesto. Juzgas a la gente muy deprisa, demasiado, pero igual para lo malo que para lo bueno. He descubierto muchas cosas de ti, que haces demasiadas listas, tantas que haces hasta listas de las listas; que tienes muy buen despertar (eso me encanta); que te sientes más granadina que alicantina; que eres muy amiga de tus amigos. Tú no lo sabes, pero me has hecho sonreír hasta en los días malos. Tienes tus cosas, por supuesto, como ser capaz de amontonar todo tu armario encima de la cama y después meterte a dormir debajo como si nada. O escuchar la misma canción veintisiete veces seguidas. Tu francés me da tanta envidia como tu capacidad de decir las cosas que piensas tal y como las piensas. Seguridad y fortaleza como tarjeta de presentación, hay que cruzar la barrera. De las que nunca lloran. Confieso que tenía ciertas dudas al principio, pero aunque lo dijera entre copa y copa conocerte es de lo mejorcito que me ha pasado desde que llegué. Y tengo claro que si no nos hubiésemos conocido habría sido... otro Erasmus.


Para R. con todo el cariño del mundo.

domingo, 18 de octubre de 2009

La vie parisienne.



Aterricé un 9 de septiembre con cuatro maletas y la incertidumbre pintada en la cara. De eso hace ya un mes y medio y de las dudas iniciales, ni rastro. Una vez pasado el círculo burocrático sin fin, el abrazo mortal parisino, todo ha sido mejorar. Hemos aprovechado hasta el último segundo de buen tiempo y cómo lo hemos agradecido, sobre todo ahora que el frío empieza a asomar la carita. Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que ya he olvidado algunas; curiosamente echo de menos cosas que jamás imaginé y ni me he acordado de otras que me parecían imprescindibles. He conocido gente que espero guardar para siempre y me estoy acostumbrando a vivir en una ciudad donde adoran el papeleo de manera enfermiza, odian el dinero en efectivo y pese a ser la ciudad más visitada del mundo no cuidan nada a sus turistas. Eso sí, tienen por costumbre regalarse flores sin ser un día especial, comen dulces de los que desconozco hasta el nombre y cada calle parece la protagonista principal de una postal. Nunca ha sido más mentira eso de me tomo una cerveza y me voy que desde que estoy aquí, y temo que a final de año seré toda una experta en vinos de módico precio. Me despierto y no sé dónde voy a acabar el día, se acumulan cientos de planes y descansar se ha convertido en un placer relegado al último día de la semana, para coger fuerzas y vuelta a empezar. No te gustará saber que los chicos franceses son guapísimos y que pese a tus deseos, aún no se han extinguido. Pero no importa, a pesar de no tener ni un segundo libre, de vivir en una ciudad mágica, y de que tú seas desde hace tres semanas el ingeniero más ocupado del mundo me sigues encantando porque contigo todo ha sido fácil desde el principio, sin condiciones, sin complicaciones. Y que sí, que me muero de ganas de volver para recordarte por qué todo es posible.

sábado, 19 de septiembre de 2009

The way you looked at me when we met.

No importa nada porque hace tiempo decidí que no merecía la pena pensarse las cosas del corazón si no quería perderme ni uno sólo de los momentos intensos que me corresponden. Que ya había pensado demasiado y dándole tantas vueltas a las cosas sólo conseguía que perdieran el sentido. Así que no importa que nos conociéramos justo antes de mi viaje. Ni importa por qué me llamaste al día siguiente, y al siguiente del siguiente. No importa de dónde salió la magia, ¿era luna llena…?, ni importa que no echáramos a correr cuando aún podíamos, ni que no te partiera la cara aquella noche en la que sugeriste que aún estábamos a tiempo. Y no lo hice porque sabía que volverías a llamarme. Y me llamaste. Y no importa por qué. Ni importa por qué me gustaba acariciarte la nuca cuando me besabas y que me dieses besos en la frente. Lo que verdaderamente importa es que tú estás en Madrid y yo en París, y aún así creo que el mundo es un poco menos malo porque existes. Me gusta esta ciudad, pero siento que se me queda un poco grande, grande y complicada, y hoy eché de menos MadriZ en general... y a ti en particular.


Las despedidas son promesas llenas de reencuentros. 

lunes, 7 de septiembre de 2009

Y yo me quedo aquí a tu lado, y el mundo me parece más amable, más humano. Menos raro.


Al menos todo sirvió para darme cuenta de que lo único que echaba de menos era encontrar una persona que mereciese la pena. Y tú la mereces, y mucho. Lo supe los primeros cinco minutos, entre las 3.44 y las 3.49.
Y es una verdadera putada saber que me podría acostumbrar en un momento a tu olor. Y a tu sonrisa. A tu sonrisa también.
Me gustas cinco veces más de lo que pienso admitir.

domingo, 9 de agosto de 2009

-Muy bien señorita Del Valle, una vez escuchado su testimonio procedemos a escuchar la resolución del jurado. Póngase en pie el representante, por favor.
-Buenas tardes a todos. Es importante aclarar que ha pasado tanto tiempo que estoy seguro que la señorita Del Valle recuerda vagamente los hechos tal y como se produjeron. Es cierto que a lo largo de su vida habrá herido a mucha gente y la lista de la que habla sea, a día de hoy, larga, pero no debemos olvidar lo complejo de las relaciones humanas y han de entenderse como un dar y tomar. Y lo mismo que esa lista puede ser infinita, le sugerimos señorita Del Valle, que desande el camino andado y confeccione otra lista titulada Todos y cada uno de los que me hirieron. Comprenderá entonces lo que le digo y es probable que los conceptos perdonar y ser perdonados adquieran para usted otra dimensión. Es más, le aconsejo que al lado de cada una de las personas de la lista incluya las razones por las que la hirieron y entonces se pare a pensar cuántas de todas esas heridas no ha curado el tiempo. Estoy casi seguro que serán las menos, a lo sumo dos o tres, porque parece usted, señorita del Valle, una persona capaz de sobreponerse casi a cualquier cosa. Y si mis datos no fallan lo ha hecho en multitud de ocasiones, como estoy convencido que lo hará cada vez que la ocasión lo requiera. En cualquier caso le recordamos que, dado que la conciencia carece de sensibilidad alguna y puede volverse realmente molesta, cada vez que lo sienta pedir perdón sigue siendo el mejor remedio y hasta el momento no parece que eso vaya a cambiar, quién sabe si en un futuro inventarán unas pastillas contra la mala conciencia… Pero volvamos ahora a lo que nos ocupa, a su presente, a su situación actual, y empecemos por ejemplo por los cuatro días que ha pasado en España. Dice usted, y cito textual: “he sido la yo de antes” y este jurado no puede dejar de preguntarse si usted libremente y sin coacción alguna ha elegido la vida que lleva ahora y además no pretende volver a corto plazo, y cito textual: “por el momento no hay quien me eche de aquí”, ¿qué es lo que falla? ¿no debería plantearse qué es lo que le impide ser completamente feliz? ¿qué es lo que le impide disfrutar de lo que, sin duda alguna, es más que una victoria personal? Y aún más, este jurado, si me permite la licencia, considera que es algo más importante que cabos mal atados, algo que por más que obvie toda la vida no va a desaparecer. Debería usted tener la certeza absoluta de que los problemas se resuelven enfrentándolos, y que hacer como que no existen nunca es una buena solución. Voy a utilizar, si me lo permite de nuevo, la misma metáfora que ha empleado usted, los problemas son como las mentiras, le pisan los talones y al final le harán caer por su propio peso. En cualquier caso, señorita Del Valle, este jurado la considera completamente inocente y la absuelve de todos los cargos. Tenemos la absoluta seguridad de que los problemas de los que usted habla son suyos y sólo suyos y eso es algo por lo que no se la puede juzgar. Para conseguir que los demás la perdonen, si es que en algún caso es eso necesario, creemos que es absolutamente imprescindible que se perdone usted primero. Será entonces, señorita del Valle, cuando pueda volver a dormir bien… y a soñar mejor.

*Para mi señorita Del Valle particular, creo que es hora de que recuperes la seguridad y la confianza, en definitiva la autoestima. Según mi experiencia es el único camino para ser feliz, y cualquier día es un buen día para empezar.

domingo, 2 de agosto de 2009

Si no existieses habría tenido que inventarte.

Ella ya no siente tan suya la ciudad, ahora necesita un día para volver a sentirse en casa. Home, sweet home. Ha olvidado los paseos a las siete de la mañana a lo largo y ancho de una ciudad que nunca duerme, la luna se derrama los sábados como espuma de cerveza. Madrid son las cuentas pendientes y las saldadas. Te deja sin fuerzas, te obliga a vivir cada segundo, te sobra el aire alrededor. No hay tiempo que perder. Y casi has olvidado que no puedes descuidarte, si te das la vuelta algún buscavidas te roba la cartera. Lo mismo que siempre hay un caradura de barra de bar dispuesto a llevarte a la cama. Y es que MadriZ es la única ciudad en la que es posible enamorarse siete veces al día. Y no sé si creo o no en el destino, pero la experiencia me ha demostrado que hay señales a las que hay que hacer caso. No es el miedo. El miedo es lo que se siente cuando por mucho que hagas el desenlace es inevitable. Cuando ya no puedes hacer nada. Pero si queda un resquicio de esperanza, una forma de cambiar el mundo por pequeña que sea… entonces no es miedo, es cobardía. Y si las cosas están bien así, ¿qué hay ahí dentro que no te deja respirar? ¿por qué siento que tus ojos ya no brillan como antes?

Estos días, entre copa y copa intenté decirte que nadie más que tú puede cambiar tus límites. Han sido cuatro días increíbles, y lo que está por venir, sólo sé que pensé que era el momento de hacer algo antes de darnos cuenta de que estaba pasando otra vez.



Touché.

lunes, 20 de julio de 2009

Capaz o incapaz. Capaz.

Felicidad en estado puro, brutal, natural, volcánico, lo mejor del mundo. Mejor que mirar la ciudad desde la azotea, que los momentos para coleccionar, que Quique cantándome desde mi ipod. Mejor que el chocolate, que un sex on the beach, mejor que un orgasmo. Mejor que una puesta de sol en la playa, que un billete de huida de la rutina, mejor que el aire golpeándote la cara. Mejor que habernos encontrado, que combinar donuts con manzanas, que apostar lo que nunca me voy a dejar ganar. Mejor que un beso húmedo, que una llamada inesperada, que sonreír y que te sonrían. Mejor que las cartas sobre la mesa, que oír que te vas y no que huyes, mejor que dejarte sin aire, sin ropa, sin fuerzas. Mejor que volar, que la serie completa de How i met your mother, mejor que el sol por la ventana. Mejor que oír la lluvia desde la cama, que una herida que no duele, mejor que los deseos prohibidos -mejor que caer en la tentación-. Mejor que las historias intermitentes, que una llamada a medianoche, que una lluvia de estrellas. Mejor que una cerveza en buena compañía, que una mirada cómplice, que un final feliz, mejor que escribirte una canción. Mejor que la libertad... mejor que la vida.

miércoles, 8 de julio de 2009

No hay sol que me acueste.

Mientras (des)espero siento la necesidad de llamar a las cosas por su nombre, de atar unas cosas y desatar otras, de dejarlo todo absolutamente cerrado sin remedios ni intermedios, pero no digas a nadie que no llegué a tiempo. Nueva etapa, nueva vida, nuevas expectativas, si pierdo la batalla no importa, he aprendido a lamerme yo sola las heridas. No me hace(s) falta más. Una vez descubres que la vida es demasiado corta respiras tan fuerte que se rompe el aire (tú lo sabes). Y me haces sonreír cientocincuentaytres veces en media hora, y lates que te siento hasta sin tocarte. Con la sensación de haberse alineado los planetas me siento extrañamente bien, el calor me sienta extrañamente bien, París y tú, perdón, París y TÚ, me sentáis extrañamente bien. Sobredosis de risas y sonrisas, y empiezo a acumular fuerzas para septiembre; pero hasta ese momento sigo aquí, para cuando el azúcar te sepa a sal. Para cuando el mundo se te quede grande, grande, grande.

*Y es que yo en Madrid y tú en París…, era demasiado lejos (y sólo se me ocurría una manera).

domingo, 5 de julio de 2009

ChicaPop

Ella es una ChicaPop
frágil como Marilyn por Warhol
y gira, grita.


No puede evitar fumar,
te mira y no sabe mirar,
se pega como tierra mojada.


Ella es una ChicaPop
atrapada en papel fotográfico.
se entretiene en mirar a través del cristal.

domingo, 14 de junio de 2009

Contra todo pronóstico, contra los demás, contra el tiempo, la ausencia, las distancias, las circunstancias, contra todo eso… ha sido un año fantástico. Y ya no quiero saberlo y cuestionarlo todo, sólo me interesa sentir, y eso es todo lo que puedo prometer. Necesito desconectar unos días, así que hago las maletas y me largo a París, que entre otras cosas, ya te echo mucho de menos.

Me duele la cara de tanto sonreír.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Puedo partirme y negociar la otra mitad (o felices veintitrés).

Recordaré mis veintidós por las postales que he recibido desde cada rincón del mundo en el que has estado. Por el verano que disfruté como una enana de principio a fin, y te descubrí, nos descubrimos, aún más (si cabe). Por un septiembre de despedidas, otra vez. Por la llamada al móvil de tu madre en la que tú cogiste el teléfono para decirme que ese cinco de octubre ya estabas en Madrid. Por haberme acostumbrado a tenerte lejos, y aún así seguir recibiendo cada email con la misma ilusión que el primero. Por descubrir que aún hay personas capaces de sorprenderme una y otra vez. Por el olor a hospital, a miedo, a angustia… a pérdida por partida doble en noviembre y diciembre, y por aprender de ti toda una lección de fortaleza. Por un concierto increíble, Quique, en medio de una triste navidad. Por la sensación indescriptible de despertar a tu lado por última vez y saber que ésa iba a ser la última vez; me dejé olvidado el corazón bajo tu almohada. Borraría el único momento en toda mi vida en el que sentí la necesidad, literal, de salir corriendo, y lo hice (a cambio descubrí que algo en mi vida tenía que cambiar). Por lo que me costó asumir que la mejor distancia es la mayor, y por el mes de febrero, con sus veintiocho días y veintiocho noches, en las que curé casi sin darme cuenta mis heridas. Por las ganas con las que hemos esperado todas las semanas a que llegase el viernes. Por la mezcla de ilusión y tristeza, en distintas proporciones, al confirmar que los veintitrés iban a ser vingt-trois y que los veinticuatro no iba a cumplirlos aquí. Por todas las veces que me has pedido que no me vaya con razones cada vez más ingeniosas, y por cómo aprendí a esquivar las preguntas que no podía responder siendo fiel a la verdad. Por un viaje inesperado tras el cual descubrí que hay sueños que se cumplen, que nada es imposible, y si no que os lo digan a vosotros (C&A). Por toda la gente que he conocido, uno por uno, en tan poco tiempo, y la satisfacción de haber hecho lo correcto por una vez. Por confiarte las tardes perdidas en la cafetería de la escuela arreglando el (mi) mundo para que la brújula volviera a marcar el norte. Por todas las miradas que no necesitan palabras. Por haber llegado por fin esa mañana en la que desperté con la seguridad de que no volvería a ser ni por todo el oro del mundo, lo siento, tú te lo pierdes. Por cómo has conseguido disipar, tú, casitodas mis dudas de una en una, acortando todas las distancias prudenciales. Por tu manera de decir no te lo he contado porque me gustas. Volvería a vivir los milcuatrocientosesentaynueve besos una noche de mayo cualquiera, cualquier día te tatúo las líneas de mi piel.
Por un año más... por un año menos.





lunes, 11 de mayo de 2009

Eres mi persona favorita (tú puedes todo y más).

Levántate. No merece la pena estar encabronada con el mundo. Acércate al espejo y recompón los pedazos, mírate. Eres la misma de siempre. Te has levantado una y otra vez, no va a ser ahora la excepción. Bébete las lágrimas que te quedan, convéncete de que ya no las quieres llorar. Nada de canciones tristes, que nos conocemos, y no es que lo diga yo, va en contra de todos los manuales de autoayuda del mundo. Vamos, es primavera en la ciudad. Muévete, sal a pasear, vives en París. Acércate hasta los puestos del Sena y cómprate aquel poster, ve al Louvre, o mejor, al Pompidou, ya sabes cuánto me gusta. Recoge la bicicleta que abandonaste el otoño pasado, ya es tiempo de volver a utilizarla. Sonríe, sonríe mucho, no dejes que la tristeza te gane la batalla. Olvida las inseguridades, ponte guapa, maquíllate, recógete el pelo y sal a bailar. Busca algo que te ilusione, recupera la sensación de que va a ser un buen día. Llámame cuando necesites reír, cuando necesites llorar. Y empieza a contar los días… el quince de junio volvemos a vernos, y piénsalo, no queda nada.

domingo, 3 de mayo de 2009

Te he dejado en el sillón
las pinturas y una historia en blanco.
No hay principio ni final,
sólo lo que tú quieras ir contando.

domingo, 26 de abril de 2009

Pongamos que hablo de ti (o de mí).


Sólo quiero que funcione mi mundo (y el tuyo). Que el deseo llame a mi puerta tantas veces como quiera y que tu sonrisa me apetezca veintisiete veces al día. Y que siempre que me apetezca estés ahí, delante de mí, sonriendo a mi sonrisa, para poder matar cuanto antes las ganas de tenerte cerca. Quiero que me conozcas y me rechaces por lo que soy, antes de que me aceptes por lo que crees que soy. Que olvides lo que hubo antes de ti (o de mí), y no pienses en lo que habrá después. Si yo puedo hacerlo, tú también. Que no me importan los secretos, a partir de hoy tenemos todo el tiempo del mundo. Vamos a buscar el equilibrio perfecto, que la velocidad a la que nos acercamos sea la misma que la que nos atrae. Ni más. Ni menos.



Qué extraña sensación.

miércoles, 8 de abril de 2009

Deseos de cosas imposibles.

Si existiera alguna manera me encantaría recibir un informe con los datos estadísticos de toda mi vida. La cantidad de veces que he besado clasificadas de 0 a 100 en función del contenido en pasión o cuántos centímetros cúbicos de lágrimas he derramado desde mi primer llanto. El número (infinito) de sonrisas que he dedicado y me han dedicado, o la cantidad de veces que he pronunciado (o escrito) la palabra infinito por cada mil palabras. Las pulsaciones medias por minuto cada vez que estás cerca, el número de veces que he dicho te quiero o la edad media de todas las personas que he conocido a lo largo de estos veintidóscasitres años. La cantidad exacta de botones desabrochados y los orgasmos alcanzados medidos en decibelios A. Las veces que me he enfadado sin razón, con razón, con corazón, y la cantidad de ellas que lo olvidé en menos de seis minutos. Las veces que tropecé con la misma piedra, los metros de cuerda de los que tiré hasta que se rompió, los centímetros cúbicos de arena desalojada por mis huellas. El número de secretos que he guardado, los que aún guardo, y las veces que me han traicionado contadas en cicatrices en el alma y en la piel. Los mensajes que he enviado, y los que empecé pero nunca envié. La cantidad de horas que he pasado escuchando mi canción favorita, las que la he tarareado, las que ha sonado por casualidad. Las personas que he conocido también por casualidad, los segundos que he pasado echando de menos y los que han pasado echándome de menos. Los pasos que he dado hacia delante y los que dado hacia atrás, los kilómetros que he recorrido, las veces que he pronunciado tu nombre…


(…y los días que tardé en descubrir que odiaba estar hoy a diez centímetros de ti y mañana a diez años luz. Muchos, demasiados.)

domingo, 5 de abril de 2009

Y Entonces Ocurre

Vuelvo a ser la chica de las cientocincuentaytres sonrisas cada media hora, las carreras por el defecto de puntualidad, la que olvida el móvil en cualquier rincón. La que ordena sus ideas de camino a la escuela y tiene tan mala cabeza que lo arregla escribiéndose en la mano la vida en verso. La que desea que se pase pronto el frío para pasar todas las noches de verano tomando la luna, esperando que baje un cometa o pase un platillo volante. La chica convencida que la primavera no es una estación sino un estado, y colecciona fotos que encuentra por ahí. La que espera cada semana que llegue el viernes para comprobar que en las calles de Madrid tienes suficiente para no dormir. Y en menos de medio año en París, y volver al vicio de enloquecer al personal entre las dos. La misma que necesitó poner tiempo de por medio para mirarlo con la conciencia tranquila, con la rabia precisa. Y dejar de invertir en causas perdidas.

Cuelgo las zapatillas de huir deprisa. Está prohibido pensar. He bajado la bandera, vuelvo a estar en pie de paz cansada de pasar veinticuatro horas diarias a la defensiva convencida de que las emociones son armas de doble filo. Quiero que me cuentes dónde estabas entonces, a qué dedicas las horas perdidas, pero no necesito velocidad, con este tiempo cualquiera está en el momento, en el lugar. Qué te hace sonreír de esa manera. Abandono la cuerda floja sin un pie decidiendo si me dejo caer o pongo el otro para caminar, esta vez sólo saltaré si me da la gana.


Y todos mirando para ver hasta dónde llega el salto.

viernes, 20 de marzo de 2009

Asustada de ser lo contrario de lo que soñé.

Inventora de palabras mudas. Buscadora de tesoros bajo tu piel. Falta de alguien como pero que no seas . Fiel a tu boca y mi intención (y viceversa). Practicante de la religión de sus ojos y antídoto contra el veneno de sus besos. Ocupante de los espacios donde miras. Especialista en tu cara(dura) bonita. Impuntual sólo por llevarle la contraria al reloj. Suspensa en mentiras por decir que ya no te echo de menos. Adivina del fin de tus frases. Experta en ocultarle a mis ojos el reflejo de mi alma. Necesitada de una gran dosis diaria de sonrisas. (Mal)Acostumbrada a conseguir (casi) todo lo que quiero cuando quiero. Amante de los silencios que lo dicen todo. Traidora de promesas que no valen nada. Enganchada a hacer la guerra en tu cama. Blanco perfecto de la casualidad. Coleccionista de momentos, secretos y segundos. Aprendiz de mis errores.

Encantada de ser lo contrario de lo que soñé.

jueves, 19 de marzo de 2009

Vamos a reducirlo todo a la máxima simplicidad.
Pero no más.

viernes, 13 de marzo de 2009

Que se ponga el sol por donde quiera.


No estaba del todo enterrado. Fue quitarle el plástico transparente que lo protegía y se cubrió de arañazos. Exactamente igual que la vez anterior. Pensé que podría ser por una vez como esas personas que no quitan el plástico durante meses para que no se raye, para que siempre esté comonuevo (que no nuevo). Pero antes o después se acaba rayando por el lado que no tiene plástico, no importa cuánto cuidado hayas tenido. A menos que lo entierres en una caja, plástico incluido, pero reconozcámoslo, pierde todo el sentido.

No había vuelto a pensar en ello. Me había acostumbrado a llevar la mochila puesta, tanto que me había olvidado de ella. Es hora de dejar los malos recuerdos por el camino, pesan demasiado. Y entonces seré capaz de mirar hacia atrás y pensar de una vez que todo lo que he ganado merece tanto o más la pena que lo que decidí dejar. Más, sin duda. Tienes razón, no fue para tanto y hace mucho que ha dejado de tener sentido. Adiós a todo lo que tenga que ver contigo.




Recomponiendo las piezas. Que sí, que aún encajan.

domingo, 8 de marzo de 2009

Volveré a los sitios donde nunca he estado como vuelvo siempre al punto de partida.

Si me diesen la oportunidad no lo dudaría ni un momento. Suenas como si nadie te hubiera contado nunca que hay sueños que sí se cumplen, que hay destinos que van de la mano, que se tocan por muy paralelos que discurran. Como si nadie te hubiera contado que las líneas paralelas convergen en el infinito, la sensación intangible más parecida a cinco años mirando hacia otro lado, hacia el lado equivocado. Pero la eternidad no existe porque cada momento es el ahora, porque es imposible el miedo incontenible y le has ganado la partida. Cuéntale que has decidido que algo en tu vida tiene que cambiar… y que hoy es el día. Pídele una tregua al tiempo y cuéntale que de sus ojos nacen tus ochocientos veintisiete motivos.

Nadie que no seas tú va a concederte esa oportunidad.


Y no te olvides de acariciar la luna que se está volviendo loca.

viernes, 6 de marzo de 2009

Que las palabras se quedan cortas… o relato de otro viaje exprés.

Varias llamadas perdidas, una mala noticia y la mejor sorpresa, el cuadernito que no me compré (ahora vale doble) y la muñeca que dejé olvidada, tus miedos, tus lágrimas, -la angustia contenida-, nuestras nuevas ilusiones, heridas casi cerradas, la mesa de la esquina, dos cañas y una ración de más, dos vidas, dos ciudades, una noche fría, infinitas risas, un taxi, un mensaje, dos cafés con leche y dos croissants que casi saben a tarte tatin, una canción con historia y una vez más, una despedida.


Hasta la próxima, esta vez no sé si en Madrid o en París.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Regálale la silla donde te esperó.

Hoy he vuelto a soñar con un lugar que no sé ni donde está. Donde es horrible el miedo incontenible. Donde todo parece demasiado auténtico para ser fingido. Donde siento que no voy, que el equilibrio es imposible y he dejado de seguirte porque creo que en el fondo ya no hay nada (de nada). Donde lo podríamos haber hecho a tu manera pero nos hubiera llevado años. Donde ir con el alma al aire se ha convertido en algo así como venga, pasa y revuelve a tu antojo. Donde las apariencias engañan, o duelen, o ambas, o ninguna… y las promesas no valen nada (de nada). Donde la decepción es la más amarga de las sensaciones y no hay peor ciego que el que no quiere ver. Donde el ritmo lo marcan los latidos por segundo y no obedece a ningún principio activo conocido. Donde todas las fotos son a contraluz y sigo intentando encontrarle a tu voz el argumento. Donde el silencio se hace cada vez más raro y la ropa siempre combina bien con el suelo de su cuarto. Donde da igual que estés aquí o allí, la magia borra todas las pisadas. Donde a veces se me olvida que el mundo gira en un sentido absurdo, que las casualidades se escriben en un papel, que nunca se puede decir nunca (ja)más, ja! Todo va a salir bien, otra vez. Quizá mejor esta vez. Donde cada vez importan menos cosas, pero importan más.




Con un peso menos encima y cinco años más de vida.

lunes, 23 de febrero de 2009

Cada momento vivido. Cada maleta cerrada. Cada uno de mis amigos.


No voy a decirte cuánto voy a echarte de menos si me marcho. Al menos no todavía. Sería como contar de uno hasta infinito. Y siempre podemos hacer como si no pasase nada hasta que sea realmente inevitable. Lo que tú quieras.
Gracias a los dos por un fin de semana para no olvidar.

lunes, 16 de febrero de 2009

Desde hace tiempo si me permites, todo va fenomenal.....

Eso es, todo va fenomenal. Mis inseguridades cicatrizan mucho más deprisa desde que ha cambiado el punto de vista, desde que me siento más segura vestida con ojitos y una amplia sonrisa, la mía. Impaciente sin medida, pero acabarás por perder el control más antes que después (o eso espero) y es ahí donde empezaremos a jugar. Que es cierto que tengo el síndrome de la huida acentuada pero podemos llegar a un acuerdo con menos plazos en el calendario. Y no quiero, pero esto puede derivar en una guerra y se me ocurren cien maneras distintas de ganar y convertirme en tu pensamiento más oscuro, en tu dulce locura, en tu nueva perdición. Y el que avisa deja de ser un traidor.



Que no me gusta perder ni a las chapas.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Me gusta la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse...



...con ganas de todo al mismo tiempo. La gente que baila bajo la lluvia y se olvida a menudo del tiempo y otras adicciones. La gente que se deja la piel y siempre sonríe, como en un estado permanente de emoción. La gente que habla de lugares en los que aún no he estado y hace que lo sienta como mi próximo destino. La gente que limita sus preocupaciones, que parece no tener miedo a nada, que siempre ve el vaso medio lleno. La gente que sueña con cambiar el mundo, que tiene sangre en las venas. La gente que sueña. La gente que escribe su propia historia y deja de estar de paso. La gente que me sorprende una y otra vez, que no da nada por perdido, que dice las verdades a la cara. La gente que despierta mi curiosidad más (in)sana. La gente a la que le brilla el alma en los ojos, que aguanta con fuerza la mirada, que no se permite hacerte daño. La gente que consigue que el tiempo sea un puto intruso, la que deja huella, la que te agarra por dentro...fuerte.

lunes, 26 de enero de 2009

Y todo tiende a huir y vuelve a empezar, y cambia de impresión cada vez que respiras.

Enero se fue de puntillas y apenas me enteré. Volví de París, agotada, con la sensación de haberme dejado allí una parte de mí y los días acabaron por convencerme de que es mucho mejor así. Paseé a orillas del Sena, compartí una chocolatina con un taxista, pronuncié mi número de móvil en inglés y en francés, y tuve que reconocer que sí, que en el fondo me gusta como suena le français. Paseé toda una tarde bajo la lluvia y me sentí más niña que nunca cuando encontré la foto más bonita del mundo, allí colgada, gritándome que te la trajese. Y te la traje. Perdí al tenis pero me hice imbatible en las carreras, no tengo rival como piloto. Hice mil planes y por primera vez, no cumplí ni uno solo. Descubrí que allí los chinos no son tan chinos, que los franceses borrachos son un coñazo y que el pain au chocolat no es más que una napolitana de chocolate con mejor sonoridad. Comprobé con asombro que el metro cierra más tarde los fines de semana, y que el vino en botella sabe mejor. Que allí todo sabe dulce, beben cerveza de frambuesa, agua con sirope de melocotón... y París me supo a ti mientras dormía la siesta sobre tu colchón. Me sorprendí de lo distintas que eran ahora nuestras vidas y se me ocurrieron mil motivos más que añadir mientras sonaba Wonderwall una y otra vez. Tomé aire, respiré hondo e hice un pulso cabeza y corazón para descubrir que el egoísmo es inherente a algunos seres humanos. Volví a perder el control como he perdido la capacidad de entender, si es que alguna vez la tuve, y me quedaron cosas por decir, pero menos. No quieres (dejarme) descubrir si la distancia hace el olvido. Cargué las pilas, disfruté de una ciudad llena de locos y dejé mil cosas por hacer. Para la próxima.

Ya lo sabes, te espero la primera semana de marzo...

lunes, 12 de enero de 2009

Deja que los coches te salpiquen cuando pasen, que mojen tu risa con su puta prisa...


Despierta, desperézate, colecciona amaneceres. Camina, habla, sueña despierta y dormida. Lee, observa, besa, desea, siente con las yemas de los dedos, deja que los sueños se cumplan. Elige y equivócate – arriesgar que se llama-, muerde tus heridas. Apaga el móvil, ordena tu día en post-its, pinta en los coches empañados, acaricia los recuerdos en color. Deja de esperar, siente más y piensa menos, aprende a ser resolutiva. Estrena zapatos, píntate los labios, ve a esa exposición. Pierde el miedo, sonríe a tiempo completo, olvida de dónde vienes, inventa hacia dónde vas. Fotografía tu sonrisa, memoriza su olor, aguanta la respiración, ponte en su lugar. Sal a buscar, tararea tu canción favorita, cierra los ojos y ponle final (feliz).

domingo, 11 de enero de 2009

La vida te lleva por caminos raros

Tú acumulabas trofeos mientras soñabas con ganar algún día el mundial; yo soñaba con ser cualquier cosa que no fuese arquitecto. Tú enredabas durante horas los dedos en mi pelo; yo descubría un mundo desconocido en tus ojos verdes a juego con la línea de metro que volaba hasta tu casa. Tú sonreías al verme vestida de uniforme, yo aprendí a poner cara de no haber roto un plato -cuánto me ha servido después-. Tú presumías de conquistas, yo aprendía la destreza de las manos lentas debajo de la ropa. Cuántas tardes tirados en un parque del que no supe jamás el nombre... nunca te dije que yo era de besos lentos y fuiste la primera vez que lloré. Qué niños éramos.

Con el tiempo tú cambiaste el mundial por la economía y yo... yo nunca me convertí en bailarina.
Para V. con nostalgia.

viernes, 9 de enero de 2009

Borré todas mis huellas por no correr detrás de mi pasado

A nueve días del nuevoañonueve todo sigue casi igual. Diciembre dejó cicatrices que duelen cada día un poco más, cada semana un poco menos. La vida me puso a prueba y yo puse (muy) en entredicho su valor. Y el mío, eternamente cuestionado, volvió a gritarme que no, que no valgo para echarle un pulso, que estoy muy tierna todavía. A tiempo, eso sí, de haber evitado cualquier daño colateral con nombre propio de experto en los timbres de mi voz. A nueve días me he preguntado dónde han quedado las reglas del juego ahora que éste se ha vuelto otro. Las que acordamos y las que, al menos yo, perdí por el camino. Quizá me cansé de jugar pero me faltó el valor para abandonar(te). Y ahora que lo he reunido, el tiempo se ha diluido en las últimas lágrimas que llevan tu nombre, que no le sientan bien a mis ganas de besarte, de cogerte con vicio, de quitarte la ropa, de perder la calma, de sudar contigo. Se esfuman las ganas junto a los besos (y otras cosas) que ni nos dimos, ni nos dijimos. Amanecerán días más fríos y me tendré que acostumbrar...

-Este mes has sido toda una valiente.
-Lástima que la cobardía me haya ganado la batalla casi al final. Otra vez.