Levántate. No merece la pena estar encabronada con el mundo. Acércate al espejo y recompón los pedazos, mírate. Eres la misma de siempre. Te has levantado una y otra vez, no va a ser ahora la excepción. Bébete las lágrimas que te quedan, convéncete de que ya no las quieres llorar. Nada de canciones tristes, que nos conocemos, y no es que lo diga yo, va en contra de todos los manuales de autoayuda del mundo. Vamos, es primavera en la ciudad. Muévete, sal a pasear, vives en París. Acércate hasta los puestos del Sena y cómprate aquel poster, ve al Louvre, o mejor, al Pompidou, ya sabes cuánto me gusta. Recoge la bicicleta que abandonaste el otoño pasado, ya es tiempo de volver a utilizarla. Sonríe, sonríe mucho, no dejes que la tristeza te gane la batalla. Olvida las inseguridades, ponte guapa, maquíllate, recógete el pelo y sal a bailar. Busca algo que te ilusione, recupera la sensación de que va a ser un buen día. Llámame cuando necesites reír, cuando necesites llorar. Y empieza a contar los días… el quince de junio volvemos a vernos, y piénsalo, no queda nada.
3 comentarios:
habrá que hacer un poco de caso,no?
=)
Sonreiré, pero sólo porque tu palabra va a misa :)
15 de junio... AMÉN!!
Lo lei justo en el momento adecuado...
me hacia falta
un beso
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