Quizá es esa sensación de eterna novedad, que hace que cada momento sea único, pese a ser la misma cafetería, al mismo bar, o el mismo banco cada vez. Quizá sea el consejo perfecto en el momento oportuno, mis temores en sus palabras, su risa en mis lágrimas, mi valor en su miedo a fracasar. Mis miedos más (in)confesables. O tal vez sea la sensación tan cálida que me acompaña desde el principio de los principios, ésa que siempre ha hecho presagiar que era para toda la vida -paréntesis incluidos-. Desconozco qué es exactamente lo que hace que las cosas sean como son, pero para mí está (más que) demostrado que da igual si nos separan cinco minutos caminando y dos paradas de metro, o dos mil kilómetros; la esencia es la misma. Vaya suerte que tengo de tenerte a mi lado.
Desde Madrid con todo el cariño. No es lo mismo sin ti.
2 comentarios:
Cariño...no he leido nada de tu blog...porque simplemente se que se sigo keriendo!!!!jeje. ahora lo leo!!!lo primero era ponerte un comentario (y saber como hacerlo, claro!).Bsos.Víctor (Víc)
Ay Sari...siempre tan nostálgica...
:)
un besazo.
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