viernes, 4 de abril de 2008

Lo que tú quieras oír

¿Debido a qué extraño efecto los relojes marcan el tiempo más rápido o más despacio según cuánto seas capaz de disfrutar de la situación? ¿No es el tiempo algo ajeno a la condición humana, una magnitud absoluta cuya medida se supone idéntica para todos los observadores y situaciones? Porque dos horas contigo son poco más que dos minutos; y sin embargo, dos horas de una soporífera clase de estructuras equivalen a toda una vida y a un vistazo al reloj cada tres minutos con la consiguiente decepción por el lento transcurrir de las manecillas. En cualquier caso, ¿no podría ser justo al revés? Quiero decir, que cuando todo está a favor, la sensación debería ser que el tiempo pasa muy despacio, tan despacio como para disfrutar de cada momento y ser capaces de memorizar todos los detalles que permitan reproducir la situación una vez pasada. ¿Te imaginas? Algo así como conectar mi mente después al PC, cable USB mediante, y ser capaz de ver los clips de mis recuerdos, una y otra vez, tal y como los viví. Y grabarlos en un pen y prestártelo, para que sepas cuanto tiempo gasto al día para no pensar en ti. Y retocarlos con Photoshop si no me gustan, si no tienen el brillo justo, si quedan mejor en blanco y negro. Y editarlos con Pinnacle hasta conseguir que me beses si no lo hiciste, que me digas lo que quise oír, o añadirle mi particular banda sonora. ¿Te lo estás imaginando? Y mucho mejor que eso, si los momentos fuesen incómodos, superficiales, insulsos, hirientes, que el tiempo pasase tan deprisa que impidiera retenerlos, como un filtro que bloquee la capacidad de recordarlos más tarde. Sería un invento genial, sobre todo en su posible aplicación contra los malos recuerdos, ésos que con el paso del tiempo siguen doliendo como el primer día.

A ti: sueños aparte, vendrán tiempos mejores.

3 comentarios:

*Pa dijo...

Puede que sea masoquismo, pero por mi se pueden quedar los malos recuerdos, ésos que me convierten en alguien más fuerte, los que me hacen superarme a mí misma, incluso los que me provocan saltos de lágrimas cuando me dicen algo que me ofende hasta puntos insospechados, porque de todos ellos haré por sacar provecho, que no vengan los insultos sólo para entrar por mis oidos y retumbarme: que me hagan crecer. Y pienso que así, aunque sea a la fuerza, aprendemos a valorar el otro instante, en el que tu madre llega y te abraza, en el que ése chico y tu cruzáis la mirada sin más intermediarios que un cristal, en el que alguien te intenta explicar lo especial que eres por mucho que tú lo niegues, en el que sólo por ver aquella foto nos reimos...siendo entonces cuando todas las inseguridades y los malos ratos que hemos pasado se diluyen para dar paso a algo mucho mejor: un trocito de felicidad.
Hay muchos momentos de ésos, de los Buenos, sólo hay que estar dispuestos a sentirlos.
Y, desde aqui, te grito on line que contigo son innumerables los trocitos de felicidad que tengo, que tendré siempre.
*Claro que vendrán mejores, sólo hay que esperar un poquito

Sara dijo...

"Hay muchos momentos de ésos, de los Buenos, sólo hay que estar dispuestos a sentirlos"

Me qdo con eso, yo estoy totalmente predispuesta...

*Pa dijo...

jodé con to lo que he escrito y sólo te quedas con dos frases... XD