martes, 29 de abril de 2008

Quién me ha robado el mes de abril...

Últimamente tengo la sensación de que las horas – quien dice horas dice días, semanas, meses... - pasan demasiado deprisa, y lo reconozco, es algo que me llega a desesperar. Sobre todo en momentos en los que miro el reloj y para mi sorpresa las agujas indican dos horas más de las que espero. ¿Cómo puede ser posible un margen de error de más/menos dos horas? Y no quiero que sigan avanzando, sino que se pare el mundo unos miles de instantes, suficientes para averiguar en un rato todo lo que no he sabido sobre ti en cuatro años. Dicen por ahí que si consiguiésemos movernos a velocidades próximas a la de la luz, los conceptos de distancia y tiempo cambiarían: el tiempo se dilata y la distancia se contrae. Pero hasta qué punto es eso cierto, si nadie puede moverse a la velocidad de la luz. Aunque sería perfecto: dilatar el tiempo contigo hasta límites infinitos y contraer aún más la incómoda distancia que separa tus labios de los míos. Sin duda el mes de abril más corto de mi vida, con sus 30 días y 30 noches como todos, y paradójicamente (o no) el más intenso en mucho tiempo.

...lo guardaba en un cajón, donde guardo el corazón.

No hay comentarios: