martes, 14 de octubre de 2008

El 28 (desde París)

*[…] Y volví a descolgar una vez más para llamar a Sara. Lo toma (¿lo toma? Lo coge Patri, lo COGE, que aquí ese verbo no significa lo mismo) su padre, le digo quien soy, y me dice que va a buscar a su hija, pero que no sabe dónde está (para variar… mi familia, ya sabes). Oigo "¿es para mí??" y me oye y estalla de alegría (parecía no haber teléfono y que estuviera ahí al lado). Me habla de él, de los findes en MadriZ, de entregas miles para la facultad y de demasiadas pocas horas sin dormir en estos últimos cinco años. Venga ánimo, un año y medio más y se acabó (yo sí tengo eÑe). Le cuento cómo fue, que estoy buscando trabajo, las citas para ver algunos pisos, y que soy feliz… ah, y que vuelo el veintiocho (lo que yo decía, más de pasada imposible). Entonces sí que fue genial, empezó a reír loca de contenta (bueno, ya había notado yo que había sido un poco descontrol) y me dieron ganas de decirle "que nooooo que es broma, te lo has creídoooo!" (ya estamos…um), porque es muy gracioso cuando se lo digo, y aun así siempre pica, (siempre siempre la verdad… creo q soy inocente de más) se mosquea un poco pero se acaba riendo, es realmente divertido (a mí no me lo parece tanto, rubiales). No me reprochó el tiempo que había pasado desde mi última llamada, sólo repetía: "¡dos semanas! ¡dos semanas!". Colgamos y en seguida me pregunté por qué no la llamaba todos los días.


En dos semanas se abatirá el mapa y trapichearemos por las calles del centro como las que más, y dejaré de hacerme esperar y resentiré el buen rollo de tenerte cerca. Hasta pronto Sari.*

No hay comentarios: