lunes, 6 de octubre de 2008

Fiebre del sábado noche

Tras dos días en cama y con un paquete de clínex cual prolongación de mi mano, ¡vuelvo a respirar! Qué sencillo parece (pese a que alguien me dijo una vez que no lo hacía bien) y la tortura en que se puede convertir cuando el ejército de virus que dominan MadriZ me ha elegido entre los seis millones de personas, como la víctima perfecta, así pequeñita, con las defensas (y otras cosas) a flor de piel… claro, se ve de lejos que soy de oponer poca resistencia, que dirías tú. No mejoro ni gracias a todo un arsenal de paracetamoles y antitusígenos (viva la industria farmacéutica) que o son de efecto retardado, o los virus en cuestión la han tomado conmigo, pero empiezan a sucederse daños colaterales y en mi familia van cayendo uno por uno. No quiero pensar que tengo nada que ver, pero ellos opinan todo lo contrario, y creo que están planeando ponerme en cuarentena.

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