domingo, 9 de noviembre de 2008

El problema no es dejar sino el vacío que se crea entre dejar y asimilar

Aún hay gente que piensa que estamos juntos, no se dan cuenta que hace años que dejaron de brillarme los ojos al mirarte. A veces lo hago y no puedo evitar pensar cómo sería todo de distinto si nunca nos hubiéramos roto el alma en pedazos. Me creí incapaz de recomponerla, pensando que algunos se quedarían por ahí perdidos, y olvidados dejando espacios vacíos, culpables de que nada, empezando por mí misma, volviese a ser igual. No he querido a nadie como te quise a ti y nunca me importó nada de lo que el mundo tuviese que opinar. Me quisiste primero y me enseñaste a quererte después, con la dulzura y la paciencia infinita de la primera vez. Y casi sin darme cuenta dejé de respirar mi aire para respirar el que tú respirabas, y sólo el que tú respirabas. Dejé de pensar primero en mí para que tú fueses la única prioridad. Me pilló de nuevas, sin haber aprendido todavía que no se puede ir por la vida dándolo todo sin una coraza que te proteja cuando se tuerzan las cosas. Me quedé sin fuerzas hasta para soñar mis sueños; soñaba los tuyos. Y de la noche a la mañana tuve que aprender a vivir sin ti, en una lucha que yo creía perdida de antemano. Enfermé de tristeza. Sufrí con todas mis fuerzas, como sólo sufren los que aman con todo el alma, sin reservas, sin armaduras que valgan. Pasé noches buscando con verdadera desesperación la manera de recomponer una historia destrozada. Y me quedé sin lágrimas al mismo tiempo que descubrí que no había más cuerda de la que tirar porque hacía tiempo que estaba rota. Egoístamente nunca me paré a pensar si yo habría dejado en ti el mismo vacío que tú dejaste en mí. Tampoco te lo pregunté. Me dediqué a odiarte con todas mis ganas, me odié por haberte querido alguna vez, y mucho más por no poder dejar de hacerlo. Me volví a equivocar y con el tiempo le gané la batalla a mis recuerdos. Hoy es una etapa más de mi vida que está completamente cerrada. Y superada. Hemos aprendido a convivir marcando unos límites que nunca pactamos pero que los dos conocemos. Y aunque no te lo digo, deseo con toda mi alma, de nuevo intacta, que seas feliz. Pero sigo preguntándome por qué, casi tres años más tarde, soy incapaz de quedarme con lo bueno dejando que sean los malos recuerdos los que hagan sombra y empañen la historia.

7 comentarios:

R. dijo...

Con el tiempo solo quedarán los buenos recuerdos.ahi sera cuando le olvides del todo,y bien.

*Pa dijo...

apuesto a q este blog t ha dado mas libertad q ningun otro...

Sara dijo...

la libertad de escribir eso con la distancia más absoluta entre mi yo de aquel momento y el de ahora...

Miguel Fernández dijo...

cagonto chata... mucho superar etapas pero sigues hablando de lo mismo!
eres una pesada!!
(una pesada adorable, debo decir)

Miguel Fernández dijo...

soy tru, of course
besazos morenita!

Sara dijo...

jajajajajaja gracias por la aclaración, porque pensé que eras otra persona... :)

Anónimo dijo...

No mires atrás ni llores por el pasado, pues ya se ha ido, y no te preocupes por el futuro, pues aún no ha llegado. Vive el presente y hazlo tan bonito que merezca la pena recordarlo!

recuerda esto sara y a ti tb patricia